
Buenas noches con todas, con todos. Me complace participar en este panel y compartir este momento inicial en el Simposio organizado por el Centro de Estudios Humanistas con colegas y amigos con quienes tenemos puntos de coincidencia en el análisis.
Más aún, porque desde la UNESCO en el Perú hemos apoyado y contribuido a las iniciativas que desarrollan las diferentes organizaciones que orientan sus objetivos y actividades hacia el humanismo y se han aliado para emprender acciones que representan un esfuerzo para contribuir a la reflexión, desde diferentes sectores, sobre los temas que aquí se han planteado, como la igualdad y la inclusión. En particular, destaco las actividades realizadas por el Centro de Estudios Humanistas, la Red de Educadores Humanistas y la Corriente Pedagógica Humanista en la línea de aportar al debate las grandes tareas éticas que tiene hoy el mundo.
Comparto varios de los puntos planteados anteriormente y me gustaría mencionar el valor que ofrecen estos eventos al colocar temas centrales y comunes con entradas diferentes y que en medio de esta diversidad se puedan encontrar enormes e importantes coincidencias.
Hablo aquí como representante de la UNESCO en el Perú y abordaré tres temas articulados por el gran mandato fundacional de la UNESCO, que es contribuir a la construcción y promoción de la paz:
- La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible – ODS, que se conoce como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que muchos de ustedes han escuchado e incluso han participado en varias discusiones.
- Los mandatos que tiene la UNESCO con relación a la contribución para la paz y la humanización del mundo.
- Las oportunidades que representan estos marcos e instrumentos mundiales, para quienes como ustedes y sus organizaciones tienen en el centro de su misión a los seres humanos.
Algunos antecedentes sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
No me extiendo en este punto porque en este panel ya fueron desarrollados por Leticia y Augusto, sobre todo los aspectos relacionados con la crisis ambiental extrema y el cambio climático, solamente reitero que el planeta vive procesos críticos con alteración de la naturaleza y, por tanto, de los entornos en los que habitan los seres humanos. Todos los días tenemos información sobre la extinción de especies animales y vegetales, el retroceso de los glaciares, sequías, inundaciones.
Al mismo tiempo, pese al gran desarrollo científico y tecnológico y el vertiginoso avance de las tecnologías de información y comunicación, persisten gigantescas brechas de equidad en todos los ámbitos: social, económico, educativo, cultural, digital, tecnológico, brechas asociadas a la gran concentración de la riqueza y a la distribución de la pobreza.
Esta situación de desigualdad y exclusión, que afecta a amplios sectores de la población en todos los continentes, se acompaña de múltiples y peligrosas expresiones que dan cuenta que la paz está amenazada: guerras, terrorismo, fundamentalismos, intolerancia, corrupción se han convertido en enemigos de la paz, de la justicia social, de la igualdad y del bienestar de los seres humanos.
Afortunadamente, como un signo alentador, en distintos lugares del planeta han surgido, se amplían y fortalecen todos los días movimientos sociales, organizaciones, comunidades y personas que asumen compromisos por un mundo sostenible, que expresan de numerosas maneras su profunda aspiración por la paz. Ciertamente, vemos un entorno complejo en crisis, pero al mismo tiempo hay esta emergencia de seres humanos, de comunidades humanas, que no dejan de levantar las banderas de la paz, de la noviolencia, de la justicia y de la democracia; un factor clave en estos escenarios sociales para recuperar y levantar con mayor fuerza la mirada humana por la paz, la alegría y el bienestar de toda la población sin exclusión de ningún tipo.
En efecto, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un acuerdo global adoptado por 174 Estados que integran las Naciones Unidas, que compromete el cumplimiento de sus 17 objetivos. Este acuerdo fue el resultado de un largo proceso de consenso y participación de gobiernos, organizaciones y movimientos sociales para asegurar el futuro del planeta y su sostenibilidad.
Las Naciones Unidas y, en este caso la UNESCO, señalan que la sostenibilidad es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social, en el sentido más amplio. Reitero en el sentido más amplio, porque el crecimiento económico y el desarrollo tienen sentido si contribuyen a la felicidad y al bienestar referido a todas las dimensiones del ser humano. En este contexto, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, más aún, los 17 ODS representan un compromiso mundial en el cual están involucrados los Estados y los movimientos y organizaciones sociales y, desde luego, todas y todos los ciudadanos.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) representan un salto cualitativo en la agenda del desarrollo global. Por citar un ejemplo, en la agenda llamada Objetivos del Milenio, (2000-2015)3 en el objetivo dedicado a la educación se proponía alcanzar la universalización de la educación primaria. Hoy, el ODS 4, que es el objetivo de la educación, se propone “alcanzar una educación equitativa, inclusiva, con aprendizajes a lo largo de la vida, con una educación de calidad, gratuita”. Esto supone un gran avance, como resultado de los logros y compromisos en el campo de la educación, en término de enfoques, conceptos y, desde luego, acciones para lograr el ejercicio pleno de la educación como un derecho humano.
En la base de los 17 ODS está la gran aspiración de construir, promover y proteger la paz como una condición para la vida humana. Sin embargo, dado el foco de este evento, quisiera destacar que, además, en esta Agenda del Desarrollo Sostenible, el ODS 16 se concentra de manera más específica en la construcción de la paz. En la lámina que se muestra a continuación, se pueden ver las estrategias de la UNESCO en los campos de su mandato para lograr la paz como derecho y responsabilidad de las sociedades, las comunidades y las personas.
Los 17 ODS, como se puede revisar en la Agenda, abordan los más amplios temas asociados a los grandes desafíos de la humanidad, como la erradicación del hambre, el cuidado de la salud, la desigualdad de género, la promoción de ciudades sostenibles, la conservación del agua, fauna, flora, vida marina, etc. Cada uno de los ODS aborda un campo central en la vida del planeta, en la sostenibilidad de la vida en el planeta, por tanto, es importante revisarlos y comprender su integralidad e interdependencia.
Por otra parte, destaco que estos 17 ODS se articulan e integran para alcanzar tres grandes metas extraordinarias que constituyen la columna vertebral de la agenda:
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Erradicar la pobreza extrema
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Combatir la desigualdad y la injusticia
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Responder al cambio climático.
Resulta importante, asimismo, señalar que el cumplimiento de los ODS para las tres metas extraordinarias se basa en tres principios: universalidad; integralidad y que nadie se quede atrás, que a la vez es un lema.
La universalidad quiere decir que los objetivos se consiguen si se cumplen para todas y todos. No se puede hablar de una educación de calidad, si todas las personas no tienen acceso a este derecho. La integralidad se refiere a que no se puede hablar de que hemos conseguido los objetivos, si estos objetivos no han sido alcanzados en su totalidad; y la iniciativa que nadie se quede atrás, precisamente da la idea de superar la desigualdad y la exclusión en toda la población.
La paz y la noviolencia en la carta fundacional y la trayectoria de la UNESCO
El segundo punto de esta presentación se orienta a compartir con ustedes algunos puntos relevantes del trabajo que realiza la UNESCO como la organización especializada de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia, la Cultura y la comunicación en campos referidos a la paz y la noviolencia.
En el preámbulo de la Constitución de la UNESCO redactado en noviembre de 1945 se lee: “Puesto que las guerras nacen en la mente de los seres humanos, es en la mente de los seres humanos donde deben erigirse los baluartes de la paz”. De igual modo, el objetivo de la UNESCO es:
“Contribuir a la conservación de la paz y de la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones con el fin de asegurar el respeto universal de la justicia, de la ley, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, de sexo, de idioma o de religión, que la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos.”
Ambas referencias describen el contexto del trabajo de la UNESCO y señalan los temas que han sido nuestra bandera a lo largo de estos casi 75 años de vida de la Organización y que se recogen en dos documentos fundamentales desarrollados en El Correo de la UNESCO (2011)4, en los que se expone cuánto ha avanzado la humanidad y cuáles son los desafíos en este momento. Desde 1951, cuando la UNESCO convocó por primera vez un evento que marcó un hito, se reafirmó la necesidad de un nuevo humanismo global. Quisiera destacar este hecho, porque me parece que precisamente estas declaraciones y estas adhesiones de los organismos internacionales son herramientas de trabajo y plataformas para avanzar en las contribuciones de la sociedad civil y de las organizaciones sociales.
En 1951, pocos años después del fin de la nefasta Segunda Guerra Mundial, en un encuentro de pensadores y filósofos sobre las relaciones culturales y filosóficas entre oriente y occidente, convocado por la UNESCO en Nueva Delhi, se formuló un documento histórico denominado Hacia un nuevo humanismo. En ese documento, se cuestiona la idea de que el desarrollo tecnológico fuera la base del desarrollo humano puesto que la guerra había hecho perder todo crédito al mito del progreso tecnológico, dominante en la cultura occidental. Los participantes en el encuentro enfatizaron cuatro temas centrales que aun ahora se encuentran vigentes; 1) hablaron de una “crisis del humanismo” desde los poderes dominantes; 2) se refirieron a que esta crisis “resiente la inteligencia puesto que había hecho perder la conciencia humana”; 3) se refirieron a la necesidad de una “revolución espiritual”; y 4) al compromiso por un “progreso intelectual común”. Claramente, allí se fijaron las nociones centrales de la lucha por la igualdad y la inclusión. Revolución espiritual que significa precisamente esta transformación de valores y a la vez el reconocimiento de que solo de manera compartida es posible lograr un progreso intelectual común.
Esta perspectiva global e integral de la felicidad y el bienestar se retomó en 2011, año en que la UNESCO convocó en la sede de la ONU a un Grupo de Alto Nivel sobre la Paz y el Diálogo entre las Culturas. Sesenta años después se consideró que los desafíos planteados a la humanidad, así como los contenidos del concepto de humanismo habían cambiado. Este grupo produjo el documento Hacia un nuevo humanismo y una mundialización bajo el signo de la reconciliación. Ustedes notan este nuevo término, la reconciliación, que puso en cuestión todo lo que en los años anteriores había ocurrido en relación con los enfrentamientos, la resolución de conflictos de la guerra, la violencia y la pérdida de valor de la vida humana, etc.
Por otro lado, plantea la necesidad de iniciar una nueva reflexión sobre la paz y la reconciliación, que “debía ir al unísono con la búsqueda de un nuevo humanismo para el siglo XXI”. En este contexto, se señaló que la mundialización de este nuevo humanismo debe anclarse en la diversidad cultural, en el diálogo y en la reconciliación entre el norte y el sur, como una manera de graficar también la necesidad de reconciliar posiciones extremas colocando en el centro los valores universales de la humanidad.
Además, se enfatizó la necesidad fortalecer las identidades en un marco de pluralidad, poniendo en cuestión lo que ha sido esta corriente globalizadora que anula las diversidades, las diferencias y que pretende homogeneizar el mundo mediante la homogeneización de la educación, la cultura, la ciencia, etc. Este grupo afirmó también que “la creación de un clima impregnado de la sensibilidad hacia el otro, da un sentimiento de pertenencia y de comprensión mutua”.
Estos elementos deben ir asociados también a aspectos que en estos momentos que vive el planeta resultan centrales. El hecho de mencionar que los progresos realizados en el ámbito de los derechos humanos nunca son adquisiciones irreversibles y que su perdurabilidad exige un esfuerzo continuo, da sentido al trabajo que se está realizando. Todos estos logros en términos de superar la desigualdad, vencer la discriminación o alcanzar el respeto a los derechos humanos son logros que no son gratuitos y tienen que ser afirmados de manera constante. De ahí la importancia del trabajo que hacen grupos como los que hoy están presentes en este evento.
El humanismo para el diálogo intercultural y la convivencia basada en el respeto y el ejercicio de los derechos
La UNESCO destaca la relevancia del rol de la educación, la cultura, la ciencia y la comunicación como vehículos para desarrollar estas nuevas visiones, estas nuevas perspectivas y estas nuevas prácticas. Es importante recalcar también que los desafíos no se podrán afrontar sin recurrir a los principios éticos que sirven de base para la construcción de la paz y el respeto entre los pueblos y las culturas y que adquiere total sentido en un momento en que la corrupción está atravesando las diferentes dimensiones de la vida social contemporánea y minando los principios éticos de convivencia en el ejercicio de los derechos y la democracia.
De igual modo, el documento Hacia un nuevo humanismo y una mundialización bajo el signo de la reconciliación enfatiza que si los principios humanistas no se encarnan en la práctica, el humanismo será una nueva ilusión. Un maestro autoritario, una escuela autoritaria, un sistema educativo autoritario no pueden formar personas democráticas, inclusivas, respetuosas. Por eso, el valor de converger el trabajo individual con el trabajo colectivo; la dimensión social con la dimensión personal, la responsabilidad del Estado y los gobiernos con la responsabilidad de la sociedad civil.
Ese mismo documento hace un llamado para desarrollar todas las fuerzas imaginativas, todas las iniciativas y posibilidades para llegar al humanismo que respeta la diversidad cultural y que además considera que no hay culturas monopólicas. En esta misma dirección, la defensa y la promoción de los derechos de las mujeres y la igualdad de género ocupan en la agenda humanista un lugar central y constituyen una prioridad. Hoy en día, el humanismo también tiene un rostro femenino, tiene el rostro de la diversidad en todas las dimensiones humanas.
Por todo eso es fundamental aprovechar estas plataformas globales, como la Agenda de los ODS, como una oportunidad de respuesta en los ámbitos de la educación, la cultura, la eliminación de las disparidades de género, el impulso a la participación social, la promoción de la ciudadanía global, el diálogo intercultural y otros ámbitos fundamentales en la vida humana.
Finalizo esta presentación mencionando que la UNESCO señala que el proyecto humanista está inscrito en nuestra historia desde la Antigüedad y, sin embargo, en cada época brilla con un nuevo resplandor. Esto significa que en cada época los actores de este humanismo tienen la posibilidad, la oportunidad de reinventarse constantemente y erigirse como baluartes de la dignidad humana. Como señaló en su momento la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova 5:
“El humanismo es una vieja promesa y, al mismo tiempo, es una idea siempre nueva que debemos reinventar constantemente. Erigir los baluartes de la dignidad humana en la vida de cada día no es una utopía. El humanismo es una promesa que debemos cumplir. Los ODS son la oportunidad en el nivel global para traer de vuelta los más altos principios de la dignidad y los derechos humanos.”
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una gran plataforma ética y política que constituye una oportunidad para fortalecer alianzas, sumar esfuerzos y generar procesos de amplia participación para enfrentar los grandes desafíos de la humanidad y avanzar por el camino de la igualdad, la inclusión y el bienestar para todas y todos.
1 Organización de las Naciones Unidas. (2015). Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
2 Representante de la UNESCO en el Perú.
3 Organización de las Naciones Unidas. (2000). Objetivos del Milenio (2000). http://www.un.org/es/millenniumgoals/
4 UNESCO (2011). El humanismo, una idea nueva. El Correo de la UNESCO. (octubre- diciembre). https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000213061_spa
5 Ibid.
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