En el presente conversatorio se dialoga, desde una perspectiva del origen de la vida, la relación del ser humano y el medio en el que habita, los desafíos que enfrentamos en este momento de crisis planetaria global y los pasos que se vienen dando en respuesta a la vida amenazada para el cuidado de la casa común.
En el origen del universo, existe un proceso evolutivo que va de lo más simple a lo más complejo, el cual podemos observar en las diferentes formas de vida, así como en nosotros, los humanos, quienes, desde un punto de vista biológico, hemos desarrollado procesos de transformación activa y creciente adaptación.
Esto se entiende desde diferentes expresiones, como la colaboración con otras formas de vida, y, por lo tanto, desde un punto de vista biológico, no podemos separar a la humanidad de las demás especies que habitan nuestro hogar común.
Somos cohabitantes que compartimos hábitats y hábitos. De hecho, la ciencia actual demuestra que existe una “conciencia cósmica” que se expresa en todas las formas de vida en diferentes grados de desarrollo, y que todos los seres vivos, es decir, todas las especies, están compuestos fundamentalmente por los mismos elementos químicos, aunque, por supuesto, existen diferencias en cuanto a composición y proporción.
Los humanos, a diferencia de otras especies, tomamos decisiones basadas en la percepción y la experiencia; creamos imágenes que transforman el mundo a una velocidad infinitamente mayor que la de otras especies.
Con base en nuestras necesidades y deseos, expresamos nuestra intencionalidad en el mundo, lo que nos lleva a la acción. En este sentido, somos seres histórico-sociales que transformamos realidades, y cada ser humano que nace lo hace en un paisaje transformado por los humanos, donde el aprendizaje ilimitado está siempre abierto.
En este proceso, hemos construido sociedades cada vez más complejas que ponen en riesgo nuestra casa común, al imponerse un modo de producción y consumo insostenible que degrada la naturaleza, la vida y al ser humano, reduciéndolo a la condición de máquina.
Hoy en día, son el dinero y el poder del capital financiero, el complejo militar-industrial y la tecnología los que nos gobiernan. Desmantelar este escenario forma parte de la utopía de una nueva sensibilidad, porque en medio de este caos se construye la utopía de la gestión de la casa común: el hogar de los seres humanos y las demás formas de vida que lo habitan.
Diversas iniciativas en curso avanzan en esta dirección, colocando al ser humano como valor central en armonía con su entorno natural: el «biogeohumanismo».
En otras palabras, avanzar hacia la reconciliación del ser humano con las demás formas de vida exige cuidar la casa humana poniendo la vida en el centro, orientando la ciencia y la tecnología al servicio de la vida y no a los intereses de unos pocos que hoy se lucran con las esperanzas y las mejores aspiraciones de los seres humanos.
La Red de ecología social, economía y cambio climático. Surgió de la fusión de dos redes formadas durante el IV Foro Humanista Latinoamericano en Santiago de Chile, en mayo de 2019: la Red de Actividades Más Allá del Cambio Climático y la Red de Economía.
La Red también participó en el V Foro Humanista Latinoamericano, donde, a partir de la experiencia y la acción de ambas redes, propusimos una síntesis de su propósito, a la que invitamos a otros a unirse.
La Red gestiona un grupo de WhatsApp y un perfil de Facebook. Asimismo, hemos organizado conversaciones para desarrollar la perspectiva del humanismo universal ante la crisis ecológica y climática. Recientemente, participamos en la iniciativa para establecer el Foro Humanista Mundial..
Equipo promotor: José Rafael Quesada, Doris Balvín, Ibar Zepeda, Sandra Gutiérrez, Rodrigo Arce.